Listos vengan mixtos.
Pobres, no les cobres.
Tigres tiriten tristes.
Leguen rubio alpiste
al puesto del pistachero.
En el mercado de abastos
no hay gasto sin escarceo.
Escalando los acordes
encontramos al león.
Con la barba malherida
de melancólico ron.
Poblados de miríadas
sus ojos, se adustan solos.
Maloliente humor cardado,
mierda pegada al cartón.
Con la alegría de un día
que repite cada vez
con la tez en paz ungida.
Buenos días, Jeremías.