Qué romántico romano
con aires de esclavo grave
a veces crece en la hierba
y a veces se mece ufano
en la viral compraventa
de cabeza y cuellos de ave.
Y utiliza sus prebendas
para darse rienda suelta
a la ambición consternable
de su molienda tremenda
de sus sueños microbianos
hierático, inalcanzable.
Y es así que todo imperio
sube y cae,
sube y cae.